Vivimos una era maravillosa en muchos ámbitos. Especialmente gozamos de condiciones tecnológicas y médicas que envidiarían nuestros congéneres de otras épocas. La ciencia nos da la posibilidad de cuidar nuestro cuerpo de una forma que pocos años atrás sería considerada ciencia ficción. Es quizá esto último lo que nos ha llevado a darle un valor a lo físico, que ha desplazado de forma evidente a las características internas de la persona humana en el contexto de las relaciones y que, especialmente en materia sexual, nos ha llevado a sobredimensionar un aspecto de la relación conyugal que si bien es importante, no tiene porqué ser el más.
- El valor de una persona deriva únicamente de su atractivo o conducta sexual, con exclusión de otras características.
- Una persona es presentada como un objeto sexual, es decir, como una "cosa" dispuesta para ser usada sexualmente por otra persona, y no como una persona con capacidad de tomar decisiones y llevar a cabo acciones, de modo independiente.
- Una persona es sometida a un estándar que iguala a un determinado modelo de atractivo físico, definido con rigor, con lo que se considera sexy.
- Cuando la sexualidad es impuesta de forma inapropiada a otra persona.
Una sola de las cuatro condiciones es ya una indicación de cosificación del sexo.
La cosificación del sexo tiene consecuencias negativas que afectan a la persona y, en el contexto de la relación conyugal, que pueden destruir un matrimonio. La primera, las personas que son objeto de una consideración puramente física, no tienen la misma capacidad de concentración y razonamiento que el resto (Slatter & Tiggemann, 2002). Segunda, hay también una larga lista de estudios que ligan la cosificación del sexo con los problemas mentales más comunes en nuestros tiempos: desórdenes alimenticios, baja autoestima y depresión. Tercera, las personas que caen en el juego de la cosificación tienen menos cuidado de su salud sexual; son menos asertivas y toman menos medidas de prevención. Cuarta, y en mi opinión la más importante, quienes cosifican el sexo sufren por el reto de encontrar una pareja que encaje en los estándares de atractivo sexual vendidos por los medios (cuerpos “perfectos”, “jóvenes”, “voluptuosos”) o no pueden disfrutar la relación en que viven porque la pareja no encaja en dicho estándar.
Las personas nos vemos afectados por la forma en que somos tratados. Si nos convencen de que somos objetos para el uso físico, sufriremos por no encajar en el prototipo de la belleza imperante. Haremos nuestro máximo esfuerzo por modificar nuestra apariencia e internamente libraremos luchas interminables para reconciliar la aspiración con el reflejo en el espejo. Imaginen a la esposa tratando a diario de parecerse a la imagen que venden las revistas y programas a los que el esposo es asiduo. Imaginen al esposo tratando de emular a los hombres que llenan las salas de cine del mundo con su rostro y cuerpo y por los que la esposa suspira. Si nos convencemos de que las personas son objetos para la satisfacción física, sufriremos por no tener a nuestro lado una pareja que corresponda con la ilusión comercial-sexual que nos venden o peor aún, sufriremos años de soledad porque preferimos vivir con nuestros sueños que descubrir a una persona íntegra y atractiva entrelazada con un rostro y un cuerpo que quizá no ganarían el derecho de aparecer en la portada de una revista para caballeros o que no protagonizarían una televonela mexicana.
La cosificación del sexo lleva a dos errores fundamentales: Uno, antes del matrimonio, a elegir equivocadamente (o rechazar) una pareja. Dos, durante el matrimonio, a buscar relaciones fuera del matrimonio por ver a la pareja como un objeto y al sexo como un deporte en el que hay que conseguir proezas. El sexo se vuelve un deporte en el que se deben realizar muchos actos en un corto período de tiempo, en la mayor cantidad de lugares y con la mayor cantidad de personas-objeto, que deben salir de un catálogo conformado a imagen de los anuncios que los publicistas usan para impulsar el consumismo. ¿Dónde quedan las relaciones trascendentes en este contexto? Sin duda enterradas ante la relevancia de ser un campeón de la renta de objetos sexys de carne y hueso. Porque no hay relación humana, hay una transacción comercial. No hay sentimientos, hay deseos sin control que buscan satisfacer el ego. No hay admiración genuina, sólo un palomeo en mis apuntes ante la adquisición de la pieza faltante en el catálogo.
La tendencia que se ha desarrollado en nuestros tiempos para quitarle el valor humano a la relación sexual y su progresiva conversión en una cosa más de las muchas que tenemos que hacer ha contribuido de manera significativa a la destrucción del matrimonio. Hemos dado una menor trascendencia a la realización de un acto que es parte integral de una relación humana y con ello, le hemos quitado importancia a un vínculo que debería ser el más importante de todos los que el ser humano construye: el conyugal.
Sólo quienes han alcanzado la madurez en el desarrollo de la personalidad alcanzan una intimidad que va más allá del aspecto carnal y son capaces de disfrutar una relación estable y que contribuye al enriquecimiento de su persona. La compatibilidad sexual o falta de esta, tiene una estrecha relación con la madurez y profundidad de la relación conyugal. Pero de eso me ocuparé la próxima semana en la tercera y última entrega sobre este tema.
Entretanto los dejo con tres preguntas: ¿Perciben la cosificación del sexo a su alrededor? ¿Qué opinan de su impacto en el matrimonio? Y, ¿Qué pasará con nuestra relación cuando por el paso natural de los años ya no seamos capaces de continuar con “las proezas”?
Ya lo saben, el espacio para comentar, es suyo...
GENERALMENTE EN LOS MATRIMONIOS EXISTE LA CONFUSIÓN PAREJA-COSA. LA ESPOSA PASA A SER UN OBJETO EN CASA, PERO ADEMÁS NI SIQUIERA DE ADORNO, SI NO ALGO CARENTE DE TODO, INSERVIBLE Y OBLIGADA A ATENDER COMO PASHÁ, AL MARIDO. DE AMOR Y COMUNICACIÓN? YA NI HABLEMOS DE ESO. AL MACHO, LO QUE ES DEL MACHO Y A LA MUJER? CUÁL MUJER? TRABAJÉ DURANTE 4 AÑOS EN LA DIRECCIÓN DE PREVENSIÓN DE AUXILIO A VICTIMAS DEL DELITO EN MORELOS.DESGRACIADAMENTE NO HE VISTO CAMBIOS FAVORABLES EN TODOS ESTOS AÑOS Y HABLO DE TODOS LOS NIVELES SOCIALES. AUNQUE PENSANDOLO BIEN, SI EXISTE LEGALMENTE UN POCO MÁS DE PROTECCIÓN HACIA LA MUJER, PERO EN LO QUE RESPECTA A LAS PAREJAS, CREO QUE AHORA ESTÁN MÁS DESUBICADAS.
ResponderEliminar