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Mostrando entradas de septiembre, 2009

Las Esmeraldas en el Río (1ª parte)

(con amor para Mis Princesas) Los días previos a ese que luego recordarían como El Día Que No Vieron Más , transcurrían como las nubes en primavera. Blancos, brillantes, con formas de animales fantásticos; desplazándose con plácida lentitud. La Pequeña Ainara vivía felíz en una hermosa cabaña de troncos en medio del bosque. La paz que experimentaba la llenaba de día y le regalaba dulces sueños de noche. Una mañana se levantó temprano, contenta, como todos los días y no escuchó ruido alguno, como era habitual y por ello, no se adelantó a buscar a sus Padres. Se bañó, se vistió, peinó su largo y negro cabello y bajó de su cuarto por la escalera que en esos días se cubría de flores. Buscó a Naia, su Madre, y no la encontró en la cocina. Tampoco en la sala. Salió y la buscó en el granero... ¡Nada! La situación empezaba a preocuparle. Regresó a su casa y en la entrada encontró a su Papá, sentado en el pórtico, con una expresión de tristeza evidente en el rostro y con una hoja que parecía un

Mis Impulsos Sobre Ti

Este es un nuevo inicio. Una nueva oportunidad para empezar un ciclo, con otro tema ligado al Matrimonio. Son tantos los conceptos, las ideas, las teorías; es largo sin duda el camino; inacabable tal vez. Disfruto mientras lo recorro al leer, escribir y compartir. Me complace la travesía. Es parte de la fuerza interna que me lleva a querer renovar aprendizajes o traer a la memoria algo olvidado. Provocar para hacerme volver sobre mis pasos o recapacitar. Idealmente, para mover, excitar. Este nuevo capítulo que hoy describiré, lo partiré en dos y lo desarrollaré completo en dos semanas. En la siguiente, quiero explorar el papel de los impulsos en el matrimonio, las reacciones que tenemos ante ellos y las consecuencias que generamos o enfrentamos. Dentro de dos semanas, quiero examinar las razones y formas de las discusiones, el papel de la madurez y la inteligencia en la conciliación y las ideas que pueden ayudar a evitar desavenencias. Cuando tenemos una relación, sostenemos intercambi

Sexo y Matrimonio (3a de 3): ¿Somos compatibles?

Hoy cierro un nuevo bloque en los temas que me propuse escribir relacionados con el matrimonio. En particular, el tema de sexo me resultó complejo y la literatura relacionada abundante. Por ello desde el inicio decidí acotarlo a tres ideas y con la compatibilidad sexual (o falta de esta) doy por completado mi objetivo. Para abrir boca, les comparto una idea que leí y me dejó profundamente marcado: hay una estrecha relación de la compatibilidad sexual con la madurez y profundidad de la relación conyugal. Pero todo tiene un principio. Y en el caso de la relación sexual, existe sin duda una etapa de Adaptación Inicial . Un esfuerzo para adquirir la capacidad de ajustarse a las preferencias o características del cónyuge en el sexo. La etapa de adaptación puede ser difícil, e incluso prolongarse más de lo que alguno de los miembros de la pareja (o ambos) desean cuando impera la ignorancia, la falta de disposición para ser sensible a la persona con la que compartes la cama y por la incapacid

Sexo y Matrimonio (2° de 3): ¿Hasta que el cuerpo nos separe?

V ivimos una era maravillosa en muchos ámbitos. Especialmente gozamos de condiciones tecnológicas y médicas que envidiarían nuestros congéneres de otras épocas. La ciencia nos da la posibilidad de cuidar nuestro cuerpo de una forma que pocos años atrás sería considerada ciencia ficción. Es quizá esto último lo que nos ha llevado a darle un valor a lo físico, que ha desplazado de forma evidente a las características internas de la persona humana en el contexto de las relaciones y que, especialmente en materia sexual, nos ha llevado a sobredimensionar un aspecto de la relación conyugal que si bien es importante, no tiene porqué ser el más. La American Psychological Association publicó un estudio sobre la sexualización de las niñas, cuyas ideas fundamentales (que a continuación compartiré), son, como el mismo estudio lo dice, aplicables a la persona, indistintamente del sexo o la edad. La “cosificación del sexo” se facilita cuando: El valor de una persona deriva únicamente

Sexo y Matrimonio (1° de 3): ¿El fin último?

C omo lo esbocé la semana pasada, hoy empiezo una serie de tres artículos con los que quiero desarrollar algunas ideas relacionadas con el sexo en el contexto de la relación conyugal. La primera de mis tres publicaciones en este ámbito tiene como idea central explicar porqué pienso que el acto sexual no es el fin último de una relación de pareja, sino una de las diversas herramientas para el perfeccionamiento de la misma y como esta idea colabora en la construcción de una relación humana satisfactoria y duradera. De entrada, creo importante establecer una distinción entre persona y objeto. Un objeto es una cosa que podemos percibir por algún sentido y sobre la que se puede accionar y carece de autonomía de acción. La persona es definida como un ser racional y consciente de sí mismo, poseedor de una identidad propia. En Psicología: Persona designa a un individuo humano concreto, abarcando tanto sus aspectos físicos como psíquicos para definir su carácter singular y único . ¿Por qué inic