Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de julio, 2009

Una alternativa ante la crisis: Asociarnos

E n los países desarrollados la tasa de generación de nuevos negocios ha cambiado de forma drástica en los últimos 30 años. Ha pasado de 90,000 nuevos negocios anuales (en 1970) a 1 millón por año, según los datos más recientes de la Unión Europea y Estados Unidos. Si buscamos la explicación para este crecimiento acelerado, encontramos que los mecanismos utilizados para la generación de nuevos negocios se soportan en dos elementos clave: Uno, la Profesionalización de la Tarea Emprendedora y Dos, Optimización de los Mecanismos de Fondeo. Respecto al primer elemento (la profesionalización), las Instituciones Educativas trabajan estrechamente con las Empresas para adecuar los programas y planes de estudio a las necesidades del sector productivo local. No sólo han buscado satisfacer la demanda de mano de obra, sino crear nuevos abastecedores de servicios y mercancías; nuevos generadores de riqueza mediante: 1) la adición sistematizada a los programas de educación básica de tópicos econ

Comunicación en el Matrimonio (4° de 4): Tips para jueces "implacables"

H oy llego al final de un bloque de cuatro ideas que componen un modelo alternativo para mejorar la comunicación en el matrimonio. Hace 4 domingos empecé con la preparación para pedir; luego, negociar las características de lo que pedimos; la semana pasada hablé sobre ejecutar lo que pedimos y hoy, finalmente, sobre evaluar la ejecución del pedido. Pedir, Negociar, Ejecutar y Evaluar = Comunicación para la Acción. El concepto más relevante que sustenta esta última etapa del modelo se refiere al hecho de que sólo el que realizó el pedido puede cerrar el ciclo de comunicación mediante la declaración de satisfacción. Esto es, si a mi me pidieron algo y lo entrego, pero no recibo una evaluación de quien lo recibe, no puedo considerar como finalizada la interacción. - (él, desde la recámara) ¿Puedes preparar algo de almorzar? - (ella, desde la cocina) Si claro… - (unos minutos después) - (él, desde la recámara) ¿qué pasó con el almuerzo?

Trabajar para el Futuro

P ocas veces nos ponemos a pensar en las consecuencias de nuestros actos más simples. Los pequeños, los cotidianos. Los que tildamos de insignificantes. Vivimos convencidos de que hacemos tantas cosas durante las muchas horas que dura un día, a lo largo de los muchos años que vivimos, que podemos escaparnos impunes por esas pequeñas faltas invisibles para los demás. Y luego vienen los profetas del Apocalipsis que nos hablan de cuántas cosas malas estamos desencadenando para los próximos 50 o 100 años… provocando carcajadas en la mayoría porque es casi imposible infligir preocupación ante un horizonte que consideramos con certeza no veremos, por simple muerte natural. Pero existen. Están ahí. Las "cosas malas" no nos deben asustar o sorprender. Nosotros somos los provocadores directos. Si sentimos desconcierto es por la incapacidad para encadenar nuestros actos con sus consecuencias. Pero son reales. Y son nuestras. Hay teorías en sociología que describen fenómenos, en

Comunicación en el Matrimonio (3° de 4): Hacer lo que nos piden.

E sta es la tercera publicación en mi secuencia sobre un modelo de comunicación propuesto como alternativa al entendimiento tradicional (emisor-mensaje-canal-receptor) que considero bueno para explicar dos computadoras enviando y recibiendo correos electrónicos, pero no para el intercambio entre dos personas y en especial para dos casados. Describí antes la importancia de pedir las cosas siendo cuidadoso en detallar las condiciones que nos darán satisfacción; hablé ya de la negociación que cada condición implícita en el pedido demanda, para aumentar las posibilidades de éxito. Hoy, toca desarrollar el tercer paso del modelo que es la ejecución de lo que nos piden. No debemos perder de vista que el centro del modelo es el entendimiento de que la comunicación sólo es efectiva cuando produce la acción que deseamos . Por ello, es en la ejecución que se tornará tangible el éxito o fracaso de nuestro esfuerzo. Hacer lo que nos piden, una vez que hemos negociado las condiciones que nos hará

El Tiempo

El tiempo es una condición para la existencia de nuestro “yo”. (Andrey Tarkovski. Esculpir el tiempo) Para narrar una historia, nada más absurdo que intentar seguir exactamente los sucesos según la hora en que acontecieron; no hay un solo personaje -sin eso no sería una novela- que viva a la misma hora que otros. ( Max Aub. El campo de almendros) El ser humano vive en el tiempo, éste es la sustancia donde el ser transcurre. La novela es un devenir temporal que transporta a los personajes de un instante a otro de su vida. (Andrés Acosta. Taller de Novela) La luz del mediodía no podía ser más brillante; el reflejo blanco en el pavimento cegaba a los trabajadores mientras buscaban refugio en las sombras raquíticas de los árboles frente a mi casa. La máquina avanzaba lentamente haciendo un ruido ensordecedor. Cada centímetro de pavimento que aplastaba era una música cruel decidida a taladrar los sentidos; la mezcla con el sufrimiento que provocaban las gotas salitrosas que escurrían

Comunicación en el matrimonio (2° de 4): Negociar lo que pedimos

L a comunicación cobra vida cuando produce acción. Para ello, desde hace 2 semanas empecé a compartir un modelo que me enseñaron hace poco más de una década. El modelo sugiere que debemos trabajar cuatro etapas de un ciclo para lograr el resultado que deseamos: pedir, negociar, ejecutar y evaluar. Ya escribí un poco sobre pedir y hoy desarrollaré el concepto de negociar. Esta etapa del ciclo me gusta mucho por dos razones: primero, es sencilla y, segundo, es trascendente. La sencillez radica en que para ejecutarla adecuadamente sólo debemos pensar en tres alternativas a cada pedido que nos hagan y dos de ellas son muy obvias: podemos aceptar incondicionalmente lo que nos piden (decir SI) ; podemos declinar tajantemente lo que nos piden (decir NO) ; y podemos “prometer, prometer” . Esta última opción no es producto de un error de redacción; en realidad es así. Se refiere al hecho de que no estoy obligado a aceptar lo que me piden y tampoco debo dañar la relación rechazando tajantemente

¿Cuál es el azul?

El de mis pantalones de mezclilla, el de la línea en mis tenis, el de mi maleta, el del llavero, el de los números en el tablero, el del letrero en la avenida, el que provoca la sombra de la nube en el cerro, el de su uniforme tras el mostrador, el del saco del guardia, el de la silla, el de la alfombra en el túnel, el de la cortina que divide a los que viajan adelante del resto, el de la tela en los asientos, el que recubre la turbina, el del Golfo de México visto a más de 10,000 metros de altura, el de la portada en la revista, el de su blusa, el de su bolsa, el de su pulsera, el de su reloj, el de los letreros, el de las letras, el de sus escudos, el de su gorra, el de la copia de la factura, el del jeep, el de las ventanas reflejantes, el del cielo caribeño al mediodía, el de sus lentes, el de sus enormes arracadas, el de la pelota, el de la toalla, el del agua cercana a la playa, el de mis aletas, el del mar que me rodea mientras exploro el coral, el del toldo de la lancha, el de

Comunicación en el Matrimonio (1° de 4): La forma de pedir.

Para validar si efectivamente nos estamos comunicando, debemos observar las acciones que se producen después de que hablamos con alguien. Si la persona hace lo que nosotros teníamos en mente antes de pronunciar palabra, entonces la comunicación fue efectiva; si no lo hace, nuestro esfuerzo fue en vano. Un ejemplo sencillo para explicar este concepto es que si en este momento escribo: “Párate de la silla”, y ustedes no se paran de la silla en la que están sentados, entonces mi intento por comunicarme no fue efectivo. No produje acción. La comunicación sirve para producir acción y es mediante esta última que podemos validar si efectivamente nos estamos entendiendo. En el intento por producir la acción que deseo, uso un proceso de comunicación que implica cuatro pasos (que enuncié el domingo pasado) y del que quizá el más importante sea el primero: la forma en que pido las cosas . Si tengo la capacidad de armar mi pedido de forma clara y detallada, suben las probabilidades de obtener lo

¡Agárrale un kleenex a Wanda!

L os clásicos empezarían por aclarar: "era un día como cualquier otro", pero no, no era un día que pudiera calificar al menos como parecido a todos los que le precedieron ese año. Tampoco podía yo saber en ese momento que sería por demás diferente al resto de los días que viví en ese 2009, hoy tan lejano. Mi trabajo en la compañía de gas era como un policía mal encarado que se aseguraba de que yo transitara del tedio al desconcierto en intervalos de tres horas hasta completar la jornada diaria, para luego darme la libertad de sumirme el resto de las horas en que estaba despierto (o aparentaba) en un sopor exangüe. Justo a la mitad de esa excitante etapa en mi vida, se le ocurre a Gonzalo en ventas ser despedido y me comisionan pro-tempore para atender algunos de sus pendientes. El fino término significa en mexicano que trabajaré dos posiciones y horas extras por el mismo salario, hasta que encuentren al sustituto, quien seguramente será contratado por el doble de lo que me p