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Comunicación en el Matrimonio (1° de 4): La forma de pedir.


Para validar si efectivamente nos estamos comunicando, debemos observar las acciones que se producen después de que hablamos con alguien. Si la persona hace lo que nosotros teníamos en mente antes de pronunciar palabra, entonces la comunicación fue efectiva; si no lo hace, nuestro esfuerzo fue en vano. Un ejemplo sencillo para explicar este concepto es que si en este momento escribo: “Párate de la silla”, y ustedes no se paran de la silla en la que están sentados, entonces mi intento por comunicarme no fue efectivo. No produje acción. La comunicación sirve para producir acción y es mediante esta última que podemos validar si efectivamente nos estamos entendiendo.
En el intento por producir la acción que deseo, uso un proceso de comunicación que implica cuatro pasos (que enuncié el domingo pasado) y del que quizá el más importante sea el primero: la forma en que pido las cosas. Si tengo la capacidad de armar mi pedido de forma clara y detallada, suben las probabilidades de obtener lo que quiero de quien tengo enfrente. Por ejemplo, si me dicen: “dame algo con qué escribir”, puede ser que no sepa exactamente qué darle a mi interlocutor y por lo tanto le entregue lo primero que tenga a mano. Otra consideración importante es que con lo que escuché no tengo claro cuándo exactamente debo dar lo que me pidieron. Veámoslo en forma de diálogo:
- (ELLA) Dame algo con qué escribir
- (silencio)
- (ELLA) ¿Me oíste? Pásame algo con qué escribir
- (EL) ¿Ahorita?
- (ELLA) ¡Sí! ¡En este momento!
- (EL) Ten… (entrega un crayón que dejó la hija a mano)
- (ELLA) ¿Un crayón? ¡Dame un bolígrafo por favor!
- (EL) Está bien… aquí tienes (entrega un bolígrafo con tinta roja)
- (ELLA) ¡Este bolígrafo escribe rojo! ¡Dame algo serio!
- (EL) Último intento, a la otra te levantas tu a buscar (entrega un bolígrafo con tinta azul)
- (ELLA)¡Ahora azul! ¿No entiendes lo que significa serio?
Un concepto clave relativo a los pedidos es que tengo que pensar en las condiciones que me darán satisfacción y hacerlas explícitas. De las condiciones, la más importante es el tiempo. Piensen en el ejemplo que escribí líneas arriba y ajustemos algunas cosas. Pudo ella haber pedido un bolígrafo en lugar de “algo para escribir”; pudo haber dicho que lo quería en este momento y finalmente, pudo decir que necesitaba que tuviera tinta negra. Si esos tres elementos hubieran sido parte del pedido desde el inicio, habría obtenido lo que quería en menos vueltas y habría producido menos roces e insatisfacción en las dos partes. El no ser explícito y detallado al pedir algo y sobre todo, el usar términos ambiguos y por lo mismo, difíciles de interpretar (en el ejemplo: “algo serio”) complican la comunicación entre personas.
Imaginen ahora el impacto de esto en el matrimonio. La semana pasada inicié mi escrito con un diálogo simulado de una pareja donde el esposo pedía ayuda pero no obtenía lo que quería. ¿Cómo lo pidió? Como el ejemplo de hoy, sin detallar todas las condiciones que lo dejarían satisfecho. No dijo cuando lo quería exactamente, ni dijo qué ropa o de qué color. NO ARMÓ EL PEDIDO. Esa forma de pedir cosas a la ligera, tan usual en nuestras conversaciones cotidianas, es una forma casi segura de causar problemas. Especialmente en el matrimonio.
Lo creo así, porque con el tiempo y la convivencia, pensamos que nuestra pareja necesita menos explicaciones; debe adivinar nuestro pensamiento. Lo interpretamos en ocasiones incluso como sinónimo de amor. Nada más alejado de la realidad. No por ser mi esposa, por tener muchos años de conocerme y convivir conmigo, está obligada a desarrollar capacidades de psíquica. No está obligada a leer mi mente. Y para evitarle la pena de fallar como telépata, lo que yo debo hacer es armar mis pedidos de tal manera que ella entienda lo que quiero y pueda ayudarme si lo necesito.
El hacer un pedido bien no es garantía de éxito. Faltan tres pasos en el proceso: negociación, ejecución y evaluación (los desarrollaré en las siguientes tres semanas). Pero no tengo duda de que sube mucho la probabilidad de éxito. Si soy explícito y detallado en lo que solicito, mejora mucho el porcentaje de éxito de las cosas que pido. Es una manera práctica de reducir los malos entendidos y por lo tanto, es una forma sencilla pero realista de tener menos problemas en mi matrimonio. Al menos aquellos que son derivados directamente de problemas en la comunicación. Imaginen lo siguiente:
- (ELLA) ¿Puedes ir con la chequera al colegio de los niños a las 2:30pm? Tenemos que pagar la colegiatura y olvidé retirar el dinero del banco
- (EL) No puedo llegar a las 2:30 pero si a las 3:00
- (ELLA) No hay problema, la caja está abierta hasta las 3:30pm
- (EL) Nos vemos ahí
El pedido de la esposa fue específico y detallado. Dijo la hora, el lugar y el elemento que se requería llevar. Eso redujo mucho las probabilidades de confusiones y por lo tanto de problemas de pareja. En la respuesta del esposo vemos ya el segundo elemento de la comunicación: la negociación del pedido. La respuesta no fue un sí o un no rotundo y seco; tuvo una contrapropuesta. Pero de eso me ocuparé en detalle el próximo domingo.
Un pedido bien armado contempla: preparación (como dice la sabiduría popular: pensar antes de hablar), definición de las condiciones de satisfacción y reducción al mínimo de términos ambiguos que son difíciles de interpretar.

La comunicación es un elemento fundamental de cualquier relación entre dos personas y especialmente de dos que forman un matrimonio. Para reducir los problemas asociados, es recomendable usar un nuevo modelo, una nueva interpretación que facilite el entendimiento. Dentro del nuevo modelo, el primer paso está dedicado a elaborar un pedido de tal forma que las probabilidades de producir acción en la otra persona, se incrementen.

¿Les gusta el modelo? ¿Hacen así sus pedidos? ¡Adelante! Los invito a hacer este blog un instrumento interactivo. Si no escriben un comentario significa que no me estoy comunicando… ¿Verdad?

Comentarios

  1. Hola Beto me encanta leer tus reflexiones, y si cuantas discusiones se evitarian si todos nos comunicáramos efectivamente, saludos.

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